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jueves, 1 de febrero de 2024

¿Vamos camino hacia el IV Reich?

 Siempre me había preguntado cómo los alemanes quienes a comienzos del siglo XX eran uno de los pueblos más avanzados del mundo en ciencia, filosofía, cultura y artes se dejarían embaucar pocos años después por un proyecto de nación forjado por una ideología muy básica, falsa y populista. No sabía que iba a encontra la respuesta viviendo en la segunda década del siglo XXI.

Claro, no es la única respuesta ya antes otros han intentado contestar esta interrogante allí están la teoría de la banalidad del mal de Hanna Arendt, la perspectiva económica que toma en cuenta la complicada situación del la llamada república de Weimar, o las teorías que desde la historia nos hablan de los deseos de revancha que surgieron en los alemanes luego de la imposición de unas duras condiciones en un tratado humillante, entre otras.

Todas explican parte de lo que ocurrió, pero quisiera centrarme en esta ocasión en un hecho que por ser tan obvio muchas veces queda oculto a plena vista: la enorme maquinaria propagandística ejecutada por Goebbels, un verdadero genio del mal, al servicio de un líder con delirio de grandeza. Revisando la historia nos encontramos que el despliegue propagandístico explica en gran parte cómo los alemanes se dejaron convencer y lo que estamos viviendo en el mundo en estos años nos ayuda a comprender mejor esos tiempos.

En efecto, la vida nos está dando ahora la oportunidad de vivir de cerca una realidad muy similar a la de los años previos a la Segunda Guerra Mundial, los años en que nació, creció y ascendió al poder el movimiento Nacional Socialista a fines de los años 20 y comienzos de los 30 del siglo pasado.

Lo que está ocurriendo en nuestro mundo en estos últimos años con el surgimiento de gobernantes con una agenda evidentemente antidemocrática como Donald Trump, Vladimir Putin, Recep Erdogan o Viktor Orbán en Europa, Jair Bolsonaro en América Latina o movimientos con ideas facistas como Vox, en España  que evocan un pasado glorioso inexistente, empleando para ellos símbolos que antes se escondían o habían desparecido por vergüenza y ahora se muestran no solo con total desparpajo sino hasta con violencia.

Pero esas no son todas las similitudes. Revisando la historia he encontrado hasta siete (me he detenido allí, pero seguramente hay más) que muestran lo peligrosamente parecido que está nuestro mundo, al mundo de la Europa previa a la segunda guerra. Estas son:

1. Medios gratuitos. En los años previos a la segunda guerra mundial Goebbels y Hitler regalaron decenas de miles de radios a la población. La idea era que cada familia cuente con un medio al que se conecte diariamente y se pueda transmitirle información. Hoy ya no usamos radios, pero tenemos las redes sociales que Zuckenberg y otros nos han "regalado" generosamente para que estemos permanentemente conectados.

2. Propalación de fake news. Goebbels y su equipo fueron muy eficaces mintiendo. Su lema "miente, miente que algo queda", nos revela claramente su estrategia. Muchos políticos han redescubierto esta estrategia y la usan a cada momento, algunos con maestría.

3. Polarización. Goebbels logró simplificar a todos los enemigos en una sola categoría, al punto que solo quedaron "nosotros y ellos", polarizando de esta forma a toda la sociedad.

4. Enemigo común o chivo expiatorio. Como consecuencia de lo anterior toda la oposición reducida en una categoría se convierte en el enemigo a destruir. En su momento fueron los judíos de Europa. Acá estrategias de terruquear y caviarizar usadas en el Perú,  otras parecidas usadas en Europa, EEUU y otros países de Latinoamérica son un calco de esta estrategia. (Cabe destacar que las similitudes 2,  3 y 4 forman parte del manual de 11 estrategias de propaganda de Goebbels).

5. Ridiculizar al progreso, a las ciencias o las artes. Los nazis etiquetaron gran parte del arte moderno como inmoral, quemaron miles de libros e impusieron un modelo único de lo que debería ser la cultura, burlándose de quienes tenían ideas idferentes. Esto se hizo en ese momento y ahora se hace por una razón: educarse, formarse y aprender a tener sentido crítico es peligroso para el gobierno. Mejor es evitar el peligro de que la gente piense, se vaya a formar sus propias ideas o asuma ideas peligrosas. Las prohibiciones de los libros en Florida y otros estados norteamericanos van en esa línea. El rechazo a la teoría de la evolución también.



6. Populismo. Se lanzaron muchas medidas para tener contentas a la población, pero no para su progreso o bienestar. Muchos de los gobiernos actuales bajan impuestos, regalan bonos, subsidian combustible para que la población no proteste. Pero a la larga estas acciones terminan empeorando las cosas, pero la mayoría no se da cuenta de eso y se contenta con esas medidas paliativas. Los subsidios a la gasolina en Venezuela y Ecuador son un gran ejemplo que más que solución, esas acciones son un gran problema.

7. Distorsión de la Historia. A los nazis y a sus seguidores de hoy no les gusta la historia tal y como se ha escrito. Si bien es cierto que la historia puede cambiar por descubrimientos o revelaciones. Otra cosa es hacerla vía decreto desde sus congresos, gobiernos regionales u otros puestos, están siempre tratando de reenseñar la historia eliminando lo que no les conviene y agregando cosas que a veces no ocurrieron. Es así por ejemplo que en Estados Unidos durante muchos años casi ni se enseñaron como la masacre racial de Tulsa o el sistemático asesinato de nativos norteamericanos osage en Oklahomba y que ha sido narrado por Martin Scorsese en el film Killers of the Flower Moon son ejemplos de esto.

Las señales están allí, sería muy peligroso ignorarlas. Aún estamos a tiempo de parar esta marcha a ninguna parte.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Fake news como estrategia de Comunicación Corporativa

 No es una estrategia nueva el uso de fake news para lograr que la gente tome conciencia de la existencia de un film, lo acepte y luego acuda al cine a verlo. Seguramente han habido otros, pero entre los más lejanos que podemos mencionar está Holocausto Caníbal (Cannibal Holocaust 1980) de Ruggiero Deodato, en la que se prohibió por contrato aparecer a las 4 protagonistas en público para que la gente creyera la versión de que lo que se mostraba (que morían devorados por caníbales) realmente ocurrió. Muchos medios se prestaron al juego.

Luego se desato un escándalo en el que hasta lo empezaron a perseguir judicialmente y tuvo que aclarar todo, pero ya fue demasiado tarde: aún hay gente que a pesar de los evidentes cortes, cree que lo que cuenta esa película fue real.

Otra cosa parecida ocurrió a fines del siglo XX con El Proyecto de la Bruja Blair (The Blair Witch Project 1999), aunque en ese caso a pocas semanas del estreno, los mismos productores aclararon que todo fue parte de una campaña de intriga y ese tipo de films empezó a llamarse found footage (metraje encontrado), porque supuestamente la película se armaba a través de material filmado y hallado accidentalmente.

Por mucho éxito que se hayan tenido en ambos casos, no estoy de acuerdo con estas estrategias. Comunicar debería significar en todo caso decir la verdad o en todo caso no mentir a sabiendas para obtener más ingresos. Obtener un mayor ingreso en dólares no debería ser la justificación, antes debería primar el principo ético de que mentir no está bien.

Pero en estos tiempos en que las fake news reinan a sus anchas en todas las plataformas y hasta existen por todo el mundo medios que están encantandos con difundirlas, no era de extrañarse que estas "efectivas" estrategias vuelvan a usarse para promover una película, solo que en este caso a pesar de los frecuentes desmentidos, nadie ha salido a reconocer que no ha dicho la verdad.

La película en cuestión se llama Sounds of Freedon (Sonidos de Libertad 2023) y ha sido el gran éxito del verano en cuanto a tickets vendidos y decimos vendidos, porque los tickets no tienen mucho que ver con la gente que realmente ha visto la película, ya que según informa The Economist, en algunos lugares la película se proyecto con salas casi vacías. Esto debido a una subcampaña de los productores que instaba a la gente a comprarle una entrada a "aquellos que no podían asistir a verla".

Sounds of Freedom fue filmada hace un par de años por los estudios Fox. Cuando terminaba su post produccion, el estudio fue adquirido por Disney a quien la cinta no le interesó y la mandaron a archivo, algo que ocurre con frecuencia en Hollywood, especialmente cuando las productoras y estudios cambian de manos.



Al año siguiente gracias a Angel Studios, los productores entre los que está el señor Eduardo Verástegui obtuvieron los derechos de la cinta y estaban listos para estrenarla. Para ello no se le ocurrió mejor eslogan que "la película que no quieren que veas", como si alguien hubiese querido prohibirla e instaban a sus allegados a "exigir que llegue a su país" para que pueda estrenarse. 

Con tan solo ver la enorme inversión en publicidad y el rápido interés en las salas de cine por proyectarla, era evidente que eso de "la película que no quieren que veas", no era verdad. Además Verástegui se paseó por Estados Unidos y varios países latinoamericanos promocionando la cinta y en ningún momento nadie lo persiguió, ni intentó incataurle copias del film, al contrario, hasta  fue condecorado como ocurrió acá en Lima.

Lo peor de esta campaña es que no solo no se desmintió, sino que dio pie a que se introdujeran más fake news y teorías de conspiración de algunos grupos que se adhirieron a la difusión, especialmente los de Q'Annon, grupo al que el protagonista, Jim Caviezel pertenece. Así que cuando llegaban los mensajes a los grupos de wassap pidiendo ver la película, llegaban también las historias tantas veces desmentidas de que "los niños son secuestrados para extraerles adenocromo, una sustancia supuestamente más adictiva que la heroína" y lamentablemente mucha gente terminó creyendo esos embustes.

A eso se le agrega el caso de que como los carteles dicen "basada en un hecho real", la gente cree que es "basada en la realidad" y que todo ocurrió tal y como se contó en la película. Tratar de explicarles que es una ficción y además que no tiene nada que ver con conspiraciones mundiales, ni adenocromo, es una tarea muy complicada. Por más que medios prestigiosos como El País, The New York Times y The Economist hayan dedicado varios artículos exponiendo las mentiras, y que hasta el mismo director de la cinta lamente que se haya tenido que llegar a esto para promocionarla, la gente seguirá tragándose esos cuentos.

Lamentablemente hemos llegado a una era en que la verdad ya no es una cuestión de hechos y argumentos, sino simplemente una cuestión de fe: "yo creo esto porque elijo creerlo", no importa lo que digan los académicos, ni los medios más prestigiosos del mundo cuando estos señores ya eligieron.

Estas son las circunstancias en las que las fake news han llegado a la Comunicación Corporativa y lamentablemente parece ser solo el inicio. El éxito que ha tenido esta campaña asegura que muchos la imitarán. Nos espera una larga batalla para tratar de defender a la verdad y sus argumentos.


miércoles, 19 de enero de 2022

La Verdad

 Hace unos años cuando dictaba la clase de Ética de la Comunicación Corporativa en el curso Deontología de la Comunicación, hacía una comparación de lo corporativo con el periodismo y decía que en este último era más o menos fácil determinar la obligación ética de decir la verdad, porque quedaba relativamente claro cuándo una noticia era real y cuándo no, mientras que en Comunicación Corporativa era un poco más difícil dar con esa verdad (más adelante volveremos con ese tema).

Años después con la llegada de las redes sociales y la incontrolable propagación de fake news ese supuesto sea ha estrellado terriblemente contra la realidad: no solo porque las redes sociales son tan poderosas que han hecho sumamente difícil distinguir la realidad de la mentira, sino también porque en muchos casos, sobre todo en este país, son los mismos medios de comunicación que han elegido la opción de publicar noticias falsas, no solo muchas veces sin tomarse el deber de comprobar veracidad y fuentes, sino sabiendo que lo que difundían no era muy real.

Pero vayamos por el principio, ¿a qué llamamos fake news? ¿y por qué antes parecía que no existían en el mundo de los medios?



El término fake news (noticias falsas) es lo único novedoso con ellas, la verdad es que siempre han existido con otros nombres como desinformación, bulos o bolas (había una publicidad durante el gobierno militar en los '70 que justo buscaba combatir las bolas, presentando a un personaje llamado Don Bolas), desde que existe la comunicación.

A medida que la Comunicación se fue sofisticando, ha sido utilizada incluso por los políticos y por los países como un arma estratégica para ganar la moral del enemigo o para inducirlos a trampas. De allí que en la Segunda Guerra Mundial tanto aliados como alemanes, usaran las potentes ondas de sus emisoras radiales para transmitir información falsa.

Años después esa estrategia fue perfecionada por los soviéticos, que la utilizaron con particular eficacia contra los Estados Unidos, durante la llamada Guerra Fría, y ahora en estos años la han vuelto a emplear con renovados bríos en la era Putin.

Con el desarrollo y el compromiso de los medios de comunicación por alcanzar la verdad y con el fin de la guerra fría, esas tácticas parecían estar llegando a su fin o al menos se vieron reducidas a su mínima expresión, pues era relativamente fácil desmentir un bulo.

Pero todo eso cambió con la llegada de las redes sociales, gracias a ellas cualquier persona puede convertirse de un momento a otro en un medio de comunicación, y a partir de su aparición miles de personas que antes no tenían voz, de repente podían ser ya leídas y escuchadas.

Ya lo había dicho el semiólogo Umberto Eco poco antes de morir: "Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nóbel".  

Esta característica de las redes sociales, tomó por asalto a los medios tradicionales, quienes temiendo la competencia de las redes no han sabido cómo actuar y se han dejado llevar por ellas, perdiendo poco a poco la perspectiva de dónde estaba la verdad.

¿Cómo cayeron los medios en esta trampa? ¿Cómo han hecho las redes sociales para crear este ecosistema tan favorable a la mentira? ¿Qué están haciendo las redes y otros organismos para enfrentar esta plaga y rescatar a la verdad? ¿Cómo se ven afectas las empresas con estas plagas desinformativas? Son preguntas que nos iremos respondiendo en las próximas semanas, en este espacio.