Siempre me había preguntado cómo los alemanes quienes a comienzos del siglo XX eran uno de los pueblos más avanzados del mundo en ciencia, filosofía, cultura y artes se dejarían embaucar pocos años después por un proyecto de nación forjado por una ideología muy básica, falsa y populista. No sabía que iba a encontra la respuesta viviendo en la segunda década del siglo XXI.
Claro, no es la única respuesta ya antes otros han intentado contestar esta interrogante allí están la teoría de la banalidad del mal de Hanna Arendt, la perspectiva económica que toma en cuenta la complicada situación del la llamada república de Weimar, o las teorías que desde la historia nos hablan de los deseos de revancha que surgieron en los alemanes luego de la imposición de unas duras condiciones en un tratado humillante, entre otras.
Todas explican parte de lo que ocurrió, pero quisiera centrarme en esta ocasión en un hecho que por ser tan obvio muchas veces queda oculto a plena vista: la enorme maquinaria propagandística ejecutada por Goebbels, un verdadero genio del mal, al servicio de un líder con delirio de grandeza. Revisando la historia nos encontramos que el despliegue propagandístico explica en gran parte cómo los alemanes se dejaron convencer y lo que estamos viviendo en el mundo en estos años nos ayuda a comprender mejor esos tiempos.
En efecto, la vida nos está dando ahora la oportunidad de vivir de cerca una realidad muy similar a la de los años previos a la Segunda Guerra Mundial, los años en que nació, creció y ascendió al poder el movimiento Nacional Socialista a fines de los años 20 y comienzos de los 30 del siglo pasado.
Lo que está ocurriendo en nuestro mundo en estos últimos años con el surgimiento de gobernantes con una agenda evidentemente antidemocrática como Donald Trump, Vladimir Putin, Recep Erdogan o Viktor Orbán en Europa, Jair Bolsonaro en América Latina o movimientos con ideas facistas como Vox, en España que evocan un pasado glorioso inexistente, empleando para ellos símbolos que antes se escondían o habían desparecido por vergüenza y ahora se muestran no solo con total desparpajo sino hasta con violencia.
Pero esas no son todas las similitudes. Revisando la historia he encontrado hasta siete (me he detenido allí, pero seguramente hay más) que muestran lo peligrosamente parecido que está nuestro mundo, al mundo de la Europa previa a la segunda guerra. Estas son:
1. Medios gratuitos. En los años previos a la segunda guerra mundial Goebbels y Hitler regalaron decenas de miles de radios a la población. La idea era que cada familia cuente con un medio al que se conecte diariamente y se pueda transmitirle información. Hoy ya no usamos radios, pero tenemos las redes sociales que Zuckenberg y otros nos han "regalado" generosamente para que estemos permanentemente conectados.
2. Propalación de fake news. Goebbels y su equipo fueron muy eficaces mintiendo. Su lema "miente, miente que algo queda", nos revela claramente su estrategia. Muchos políticos han redescubierto esta estrategia y la usan a cada momento, algunos con maestría.
3. Polarización. Goebbels logró simplificar a todos los enemigos en una sola categoría, al punto que solo quedaron "nosotros y ellos", polarizando de esta forma a toda la sociedad.
4. Enemigo común o chivo expiatorio. Como consecuencia de lo anterior toda la oposición reducida en una categoría se convierte en el enemigo a destruir. En su momento fueron los judíos de Europa. Acá estrategias de terruquear y caviarizar usadas en el Perú, otras parecidas usadas en Europa, EEUU y otros países de Latinoamérica son un calco de esta estrategia. (Cabe destacar que las similitudes 2, 3 y 4 forman parte del manual de 11 estrategias de propaganda de Goebbels).
5. Ridiculizar al progreso, a las ciencias o las artes. Los nazis etiquetaron gran parte del arte moderno como inmoral, quemaron miles de libros e impusieron un modelo único de lo que debería ser la cultura, burlándose de quienes tenían ideas idferentes. Esto se hizo en ese momento y ahora se hace por una razón: educarse, formarse y aprender a tener sentido crítico es peligroso para el gobierno. Mejor es evitar el peligro de que la gente piense, se vaya a formar sus propias ideas o asuma ideas peligrosas. Las prohibiciones de los libros en Florida y otros estados norteamericanos van en esa línea. El rechazo a la teoría de la evolución también.
6. Populismo. Se lanzaron muchas medidas para tener contentas a la población, pero no para su progreso o bienestar. Muchos de los gobiernos actuales bajan impuestos, regalan bonos, subsidian combustible para que la población no proteste. Pero a la larga estas acciones terminan empeorando las cosas, pero la mayoría no se da cuenta de eso y se contenta con esas medidas paliativas. Los subsidios a la gasolina en Venezuela y Ecuador son un gran ejemplo que más que solución, esas acciones son un gran problema.
7. Distorsión de la Historia. A los nazis y a sus seguidores de hoy no les gusta la historia tal y como se ha escrito. Si bien es cierto que la historia puede cambiar por descubrimientos o revelaciones. Otra cosa es hacerla vía decreto desde sus congresos, gobiernos regionales u otros puestos, están siempre tratando de reenseñar la historia eliminando lo que no les conviene y agregando cosas que a veces no ocurrieron. Es así por ejemplo que en Estados Unidos durante muchos años casi ni se enseñaron como la masacre racial de Tulsa o el sistemático asesinato de nativos norteamericanos osage en Oklahomba y que ha sido narrado por Martin Scorsese en el film Killers of the Flower Moon son ejemplos de esto.
Las señales están allí, sería muy peligroso ignorarlas. Aún estamos a tiempo de parar esta marcha a ninguna parte.