La Comunicación Interna es un área que los empresarios van valorando cada día más, pues se dan cuenta que puede ser clave para la competitividad y el buen funcionamiento de la empresa. Lamentablemente, aún en estos tiempos existen directivos que no sólo no comprenden la importancia de la comunicación, sino que hacen un mal uso de ella, desperdiciando las pocas oportunidades que tienen para hacer una comunicación satisfactoria de dos vías, y no imponer verticalmente la comunicación en una sola vía.
Un ejemplo de ello se puede encontrar en las reuniones con el personal, que generalmente son convocadas para conocer información de primera mano de las cosas que ocurren en la empresa y a las que los directivos difícilmente pueden tener acceso en las jornadas laborales cotidianas.
Pero muchas veces lo que normalmente ocurre en esas reuniones, es que cuando los trabajadores por fin han encontrado el valor y la oportunidad de comunicar las cosas que en la empresa a su juicio se encuentran mal, los directivos, con una falta de empatía grave, ven en ello una situación que puede desbordar la reunión entonces tratan de aplicar controles al diálogo, imponer la visión oficial de las cosas y al final terminan por acallar estas voces aparentemente disidentes, pero que en realidad gran parte del tiempo expresan el sentir de la mayoría.
Las consecuencias de esta actitud aunque apenas son apreciables en el corto plazo (de allí que muchos directivos no le den la importancia debida), a largo término pueden traer muchas complicaciones, como por ejemplo deterioro del clima laboral, imposición de una cultura basada en el miedo y la represión, en lugar de otra basada en la confianza y la comunicación, y obviamente una progresiva menor identificación con la empresa, que puede causar que cualquiera se vaya de la empresa en cualquier momento.
Los directivos tienen pues que darse cuenta que la comunicación no consiste sólo en hablar o expresarse, sino que lo principal es escuchar o lo que es lo mismo, comunicar con empatía, saber ponerse en el lugar del otro y tratar de averiguar exactamente lo que dice, lo que quiere decir, así esté equivocado (será la oportunidad para aclarar los errores), sólo de esta forma las reuniones dejarán de ser una pérdida de tiempo para los directivos y una frustración más para los empleados y servirán realmente para conocer las impresiones del personal, aclarar malos entendidos y generar un buen clima laboral que a la larga contribuirá a que los empleados se sientan más identificados con su empresa.
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