¿Para qué se crea una empresa? fue la pregunta que nos hizo un profesor allá por los años 90 en un curso de Calidad de Servicio al que asistía, me llamó la atención que la mayoría de asistentes (en su mayoría empresarios), respondiera "para ganar dinero".
En ese entonces, yo creía que los nuevos paradigmas sobre el mundo empresarial habían calado hondo en la gente de empresas de mi ciudad, pero no había sido así, ellos seguían pensando con el paradigma del capitalismo clásico, en el que el fin de la empresa no era otro, que maximizar beneficios, esto es obtener la mayor cantidad de dinero posible.
Antes de continuar, no estamos diciendo que una empresa no deba ganar dinero, esa sigue siendo una condición indispensable, pues ¿para qué crear una empresa si no vamos a obtener ninguna ganancia con ella?
Lo que ocurre es que hay algo tanto o más importante que ganar dinero y es la satisfacción de nuestros clientes, mediante el producto o servicio que le ofrezcamos. El no tomar en cuenta este pequeño detalle, y hagamos una empresa solo por obtener el dinero, hace que la labor del empresario a la larga no difiera mucho de un ladrón, cuya misión es también "maximizar beneficios", pues en efecto si vendemos productos solo pensando en ganar más podemos sacrificar la calidad y al final vender algo que funcione mal, lo que equivale en la práctica a un hurto.
El fin de la empresa es entonces satisfacer una necesidad del público y de ser posible hacerlo de la mejor manera, ofreciendo por ejemplo un producto de tal calidad que al final el público termine prefiriéndole y de esta forma no solo estoy satisfaciendo una necesidad, sino también ganando más dinero que mi competencia.
Esto es tan importante que debe ser enunciado como misión de la empresa, formar parte de su filosofía y credo corporativo, y darse a conocer a todos sus públicos.
El Director de Comunicación o Dircom, tiene el delicado encargo de conocer esta misión, este fin de la empresa, comunicarlo a todos los públicos y hacer que los públicos internos lo interioricen, lo hagan suyo.
Pero además de eso, debe velar porque la empresa no se desvíe de su camino y cumpla siempre con esta misión. Cuando exista cualquier desvío, el Dircom debe alertar sobre él, y tratar que los directivos corrijan el rumbo o en todo caso plantear una redefinición de esta misión, más acorde con los nuevos tiempos.
El cumplir a cabalidad con el fin o misión de la empresa, es un camino asegurado a la rentabilidad. Confiamos que con el tiempo sea cada vez mayor el número de los empresarios se den cuenta de ello,
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