Pensaba dedicar este post exclusivamente al escándalo de Sony con la postergación del estreno de The Interview, pero lo ocurrido este miércoles con la masacre a los caricaturistas de Charlie Hebdo, en Francia, me hizo replantear un poco las cosas.
Sin embargo pensándolo bien, hablar de lo ocurrido con Charlie Hebdo no me desviaría mucho de lo que tenía planeado inicialmente, pues ambos tienen un punto en común, aunque con resultados muy diferentes.
En el caso Sony, los estudios recibieron amenazas, luego un ataque de hackers y finalmente amenazas de atentados en caso de que la irreverente película de Seth Rogen se estrene en las principales salas de Estados Unidos. ¿El resultado? Sony cediendo ante las amenazas de los extremistas suspendió el estreno.
Si bien luego cediendo ante las presiones de los medios, la estrenó en pocas salas y online, la imagen de una empresa timorata avanzando y retrocediendo, quedó en la mente de todo el mundo.
Charlie Hebdo era un semanario humorístico que para usar una expresión peruana "no creía en nadie", desde su fundación en los '70 se burló de todos los poderosos y con caricaturas nada suaves. Aunque tuvo varias portadas contra la Iglesia Católica y los judíos, el blanco de sus burlas últimamente había sido el Islam. Ya habían sido enjuiciados y absueltos. También habían sido amenazados, pero ellos siguieron haciendo lo que hacían. "Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas", había dicho Charb, su director.
Entonces un grupo de ofendidos extremistas decidió cumplir su amenaza y vengar lo que ellos consideraban una ofensa su profeta, asesinando a los principales dibujantes de la revista en pocos minutos.
En ambos casos la autocensura apareció como opción, unos optaron por seguirla otros por ignorarla.Claro toda organización tiene el derecho de recurrir a ella, especialmente si cree que están en peligro vidas de sus miembros o la supervivencia de de la misma, pero también tiene sus peligros y no parece ser la mejor manera de defenderse.
Ya lo dijo Mario Vargas Llosa en una entrevista que le hizo radio Francia con ocasión de la masacre del semanario: "El crimen busca provocar la autocensura, esa sensación de peligro frente a los que escriben (...)Ahora bien es importante que esto (los atentados) no nos lleven a limitar nuestras libertades pensando que es la mejor manera de defenderse. Sería dar al enemigo la victoria" ( http://www.larepublica.pe/11-01-2015/el-crimen-busca-provocar-la-autocensura ).
La autocensura no es algo nuevo, está muy presente en nuestras vidas, más allá de lo que creemos. Desde el medio que deja de informar algo por no incomodar a una familia a una autoridad, hasta en nosotros mismos cuando por ejemplo, dejamos de opinar sobre un tema en persona o en redes sociales, por no pelearnos con nuestros amigos.
"La verdad los hará libres" dice el Evangelio, quizá sea tiempo de darle más espacio a la verdad y menos a la corrección política o a nuestra zona de comfort.
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