2. Los medios que inicialmente dan a conocer la noticia extrañamente coinciden en no mencionar el nombre del local colocando en su lugar supuestos sinónimos como"un lugar de comida rápida" o "un conocido restaurante". Si alguien pensó iniciar el control de daños con este tipo de acciones, logró lo contrario: la gente se indignó ya no solo contra Mc Donald's sino también con los medios.
3. La empresa emite un comunicado que no arregla nada: no reconoce nada, no se compromete a nada y crea un debate extenso e impensado sobre el término "colaboradores", que es el que utilizan mayormente estas empresas para referirse a sus trabajadores.
4. Aparecen decenas de testimonios de trabajadores o ex trabajadores de la empresa que detallan las más que difíciles condiciones de trabajo a las que son sometidos: con horarios de trabajo que superan largamente las ocho horas legales y por las que reciben apenas un sueldo mínimo.
5. McDonalds lanza otro comunicado en el que omite algunas cosas que aparecían en el primero, y además declara dos días de duelo en honor a sus "colaboradores". Este comunicado no logra calmar los ánimos, la opinión pública exige más medidas y exclama que no es suficiente el cierre por duelo.
6. La fase expansiva alcanza a los medios internacionales. The New York Times, The Guardian, la BBC, El País y otros medios internacionales le dan amplia (mucho más amplia en varios casos) cobertura ya no solo a la noticia de la triste muerte de los jóvenes, sino también de la precariedad laboral en la que trabajan, que algunos describen como explotación.
7. Cuando ya parecía que las aguas estaban empezando a calmarse una noticia publicada en Gestión, el diario especializado en Economía y Empresa, perteneciente al grupo de medios más grade del país, publica en su portada un titular que da cuenta de los miles de millones de dólares que mueve el sector de Fast Food en el Perú.
Si algún empresario del sector habló con el medio, para evitar seguir en el centro del huracán, o apagar las llamas del fuego de la indignación, logró una vez más exactamente lo opuesto: avivarlo en grado sumo.
Cientos se expresan en redes sociales condenando al medio ("la portada más asquerosa" dicen algunos), criticando al sector e interviniendo la portada para decir otras cosas, con lo cual este caso Mc Donalds parece tener para rato.
Al leer una tras otra estas noticias, la verdad que cuesta creer toda esta serie de errores que se han ido sucediendo uno tras otro, sin que hasta el momento nadie sepa bien en qué terminará todo esto.
Si se hubieran seguido las medidas anticrisis básicas, todo esto debió terminar en el punto tres o cuatro, pero al parecer muchas empresas locales son todavía reacias a actuar con transparencia y a comprometerse en aplicar soluciones definitivas (a veces son los abogados quienes las convencen de "no asumir compromisos") y lanzan este tipo de comunicados que en realidad no sirven para nada.
Además de la falta de fe en la transparencia (algo muy irracional en un mundo en el que vivimos hoy, donde las redes sociales no dejan que nada se oculte), muchas de estas empresas piensan todavía como si vivieran en el siglo XX, donde un escándalo podía fácilmente ser acallado, por una publicación en los medios más tradicionales.
Increíble pero cierto.
Ojalá que no seamos testigos de más casos como este.
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