CASO FILM: WAG THE DOG
Wag the Dog, estrenada aquí con el título de Escándalo en la Casa Blanca (también se le conoce como La Cortina de Humo o Poder que Mata), es una película de Barry Levinson, que tenía todo para convertirse en una película controversial, pero que increíblemente pasó casi desapercibida en su momento, a pesar de estar protagonizada por dos pesos pesados como Robert De Niro y Dustin Hoffman, y tener a varios conocidos más en el reparto.
La película no está situada en ninguna época específica, pero se la puede relacionar fácilmente con los años '90, ya veremos porqué. El presidente de los Estados Unidos está en la recta final de las elecciones, en las que planea reelegirse y va primero en las encuestas, cuando un escándalo amenaza con empañar su trayectoria: una niña luciérnaga (una especie de exploradora), lo acusa de haberla llevado con engaños tras la sala oval para algo que no queda muy claro en la cinta, pero que obviamente está relacionado con lo sexual.
Esto parece ser muy serio así que el equipo de comunicación de la Presidencia decide llamar a un experto: Conrad Bean, a quien le dan el título de spin doctor. Este misterioso señor, se sienta se pone al día conversando, pero cuando le dan información escrita la rechaza.
-¿No le interesa saber si es verdad? - le pregunta Winifred Ames la asistente del presidente
- ¿Qué importa? - contesta Bean, para luego mencionar que aplicará una estrategia de contención, término que en Gestión de Crisis se utiliza para describir a la táctica que se emplea inicialmente para atacar frontalmente la crisis y tratar de minizar sus efectos.
Desde aquí ya vemos que las tácticas que empleará Bean están muy lejos de ser éticas.
Luego decide que la estrategia tendrá que ver con crear una guerra, y para ello viaja a Hollywood, donde contactará al productor Stanley Motss para que les ayude a crear una guerra y todo lo que hay en ella.
La guerra es contra Albania, pero pudo ser según confiesa el mismo Bean, contra cualquier otro país del que no se sabe demasiado.
Lo que sigue es delirante, Bean y Moss no se detienen ante nada con tal de hacer su guerra creíble, contactan a cantantes, diseñadores de moda, periodistas, para crear una serie de cortinillas de humo, que acompañen a la gran cortina que es la guerra. Y cuando esta estrategia parece haber sido desbaratada por la CIA, pues inventan otra: la del héroe de guerra, y convierten a un psicópata, en un soldado abandonado tras las líneas enemigas que añora regresar a casa.
Estos "comunicadores de crisis", llegan hasta el extremo de modificar la historia norteamericana al introducir dentro de la Biblioteca del Congreso, un supuesto disco de blues de los años '30, que nunca existió.
Finalmente logran su cometido, y evitan que las noticias malas hagan mella en la imagen del presidente, aunque el hecho de no poder revelar nada de esta gestión de crisis, y que le den todo el crédito a una horrorosa campaña publicitaria, le juegue una mala pasada a Motss.
¿La crisis se resolvió? Aparentemente sí, pero en realidad lo único que se ha logrado es postergarla. La película muestra todo un conjunto de artimañas en las que un comunicador de crisis, no debería ni pensar, ya que aunque parezcan efectivas, al final se descubrirán y destrozarán la imagen del involucrado de una forma peor a la anterior y que posiblemente no permita ninguna segunda oportunidad.
Por muy difícil que suene, lo mejor es enfrentar la verdad, aceptar responsabilidades y tratar de salir de la crisis con la mayor dignidad posible.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar