viernes, 7 de febrero de 2020

Cuando pedir perdón no es suficiente

Ayer el mundo empresarial peruano se sorprendió con un mensaje propalado en video, redes sociales y otros medios, de la empresa que hasta ese día se llamaba Graña y Montero (G&M) una de las más grandes del país, actualmente en problemas judiciales por algunas de sus acciones, pedía perdón al país por sus errores y anunciaba que ya no se llamaría así "ese nombre ya no nos representa", decía la voz del spot con tono firme.
El mensaje obviamente no ha pasado desapercibido, de inmediato la gente lo reprodujo, lo compartió y comentó, o sea que problemas de visibilidad no ha tenido, los problemas han sido más bien vienen por el lado de los comentarios, la mayoría de ellos negativos o de burla.

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¿Debió la empresa exponerse de esta forma y arriesgarse a que el público haga escarnio del tema? ¿Debió arriesgarse a que en estos tiempos de redes sociales una gran cantidad de público intervenga los soportes y modifique los mensajes con lo que a ellos se les ocurra? 
A primera vista pareciera que no. La avalancha de mensajes negativos y en tono de burla ha sido de tal magnitud (también hay reacciones positivas pero en mucha menor cantidad), que no haya manera de creer que los resultados han sido enteramente satisfactorios.
A nuestro juicio mezclar el mensaje de pedir perdón (sin especificar cuáles son los motivos por los que se pide ese perdón), con el anuncio de una nueva identidad no fue una buena idea. Sobre todo porque esto ya se ha hecho muchas veces antes, y los públicos asocian casi de inmediato el cambio de identidad con un lavado de cara.
Sin embargo, la acción de pedir perdón, algo muy pocas veces visto en este país por parte de una gran empresa, si nos parece positivo, y sienta un buen precedente para que otras empresas peruanas hagan lo mismo en el futuro. 
Como ya lo ha dicho nuestro amigo Milton Vela en su blog de Gestión: "El mensaje de Graña y Montero es una acción que marca un precedente en el sector empresarial peruano, donde una marca grande  destina toda una campaña de altísimo presupuesto y gran alcance para comunicar una disculpa (...)".
Es más, creemos hay otras empresas en el país, que han debido pedir perdón hace rato por otros hechos, pero la mayor parte de las veces se prefiere ignorar y no reconocer el error.
Los resultados definitivos se verán en el tiempo, y dependerán mucho de las acciones que realice la empresa en los próximos años, ya que son los hechos (el saber hacer) y no solo la comunicación (el hacer saber), los que finalmente determinan si una empresa puede volver a gozar de la confianza de sus públicos.