domingo, 13 de septiembre de 2020

Ya no son 8 horas

 En uno de los primeros videos que  salieron ni bien se empezaron a declarar las cuarentenas en todo el mundo, titulado: Estrategias de Comunicación para Épocas de Crisis, los expertos en Comunicación Corporativa, Alejandro Formanchuk, Guillermo Bosovsky y Joan Costa , mencionaron una cosa muy importante: las empresas tienen que ser empáticas, ser conscientes que ahora que ya no pueden tener disponibles las 8 horas a sus trabajadores (puedes verlo aquí, se menciona en el minuto 35, casi al final).

Esto es algo que pareciera no ameritar mayor explicación, pues gran parte de las personas que ahora trabajan desde su hogar, han tenido que asumir tareas que antes no hacían: como el cuidado de los hijos (que ya no van a la escuela o la universidad), limpieza, cocina (que hacían otras personas), compras, entre muchas otras.

Si estamos hablando que son menos de 8 horas, se supone que los fines de semana y los pocos momentos de descanso que tienen ahora los trabajadores no deberían ser tocados ¿no? Y mucho menos las vacaciones.

Sobreviviendo al desconfinamiento: el teletrabajo, doctor Jekyll y el señor  Hyde

Se supone. Pero una vez más lo que se supone no va con la realidad. En estos últimos meses, hemos sido testigos lamentablemente, de muchos casos de empresas que pareciera que el hecho de saber que sus empleados deben estar siempre en sus casas, es una tentación para llamarlos a cualquier hora y en cualquier día, o para ponerles reuniones vía Zoom de varias horas (muchas tan inútiles y largas como lo eran en la etapa pre pandemia) incluyendo fines de semana.

O lo que es peor, aprovecharse de que en estos días en que casi no se puede viajar, muchos trabajadores no estén propensos a pedir vacaciones para instigarlos a "dejarlas para más adelante" o peor aún, recortarselas al mínimo de días, en los casos que ya las habían tomado.

Por eso, se está hablando ahora con fuerza en el Perú del "Derecho a la Desconexión Digital", una figura que ya existe en otros países de Europa, y aunque ese derecho no está tipificado en la lesgislación peruana, "sin embargo, tal hecho no imposibilita que la figura esté recogida en la normativa nacional ya que su contenido se desprende de otros derechos recogidos en el sistema jurídico peruano", según un artículo de José Díaz Galarza publicado en el portal lpderecho.pe.

Esta pandemia debió ser una oportunidad para muchas empresas para acercarse más a sus empleados y hacerlos sentir que no están solos y que se preocupan por ellos, sobre todo porque en algunos casos, de estos empleados depende que los clientes sigan con la empresa. 

Aunque algunas empresas sí aprovecharon la oportunidad, hay un grupo que no, y en su lugar aplicó razonamientos extraños que los llevaron a emitir mensajes como: "no te quejes, agradece más bien que tienes trabajo", como justificación a sus abusos.

Para terminar nos quedamos con las palabras que pronunca Joan Costa en el minuto diecinueve del video mencionado líneas arriba: "los CEOs tienen que entender que lo primero son las personas, sin personas no hay mercado, no hay economía, no hay cultura, no hay empresa...no hay nada. Deben ser siempre la prioridad".

viernes, 7 de febrero de 2020

Cuando pedir perdón no es suficiente

Ayer el mundo empresarial peruano se sorprendió con un mensaje propalado en video, redes sociales y otros medios, de la empresa que hasta ese día se llamaba Graña y Montero (G&M) una de las más grandes del país, actualmente en problemas judiciales por algunas de sus acciones, pedía perdón al país por sus errores y anunciaba que ya no se llamaría así "ese nombre ya no nos representa", decía la voz del spot con tono firme.
El mensaje obviamente no ha pasado desapercibido, de inmediato la gente lo reprodujo, lo compartió y comentó, o sea que problemas de visibilidad no ha tenido, los problemas han sido más bien vienen por el lado de los comentarios, la mayoría de ellos negativos o de burla.

Resultado de imagen para graña y montero"

¿Debió la empresa exponerse de esta forma y arriesgarse a que el público haga escarnio del tema? ¿Debió arriesgarse a que en estos tiempos de redes sociales una gran cantidad de público intervenga los soportes y modifique los mensajes con lo que a ellos se les ocurra? 
A primera vista pareciera que no. La avalancha de mensajes negativos y en tono de burla ha sido de tal magnitud (también hay reacciones positivas pero en mucha menor cantidad), que no haya manera de creer que los resultados han sido enteramente satisfactorios.
A nuestro juicio mezclar el mensaje de pedir perdón (sin especificar cuáles son los motivos por los que se pide ese perdón), con el anuncio de una nueva identidad no fue una buena idea. Sobre todo porque esto ya se ha hecho muchas veces antes, y los públicos asocian casi de inmediato el cambio de identidad con un lavado de cara.
Sin embargo, la acción de pedir perdón, algo muy pocas veces visto en este país por parte de una gran empresa, si nos parece positivo, y sienta un buen precedente para que otras empresas peruanas hagan lo mismo en el futuro. 
Como ya lo ha dicho nuestro amigo Milton Vela en su blog de Gestión: "El mensaje de Graña y Montero es una acción que marca un precedente en el sector empresarial peruano, donde una marca grande  destina toda una campaña de altísimo presupuesto y gran alcance para comunicar una disculpa (...)".
Es más, creemos hay otras empresas en el país, que han debido pedir perdón hace rato por otros hechos, pero la mayor parte de las veces se prefiere ignorar y no reconocer el error.
Los resultados definitivos se verán en el tiempo, y dependerán mucho de las acciones que realice la empresa en los próximos años, ya que son los hechos (el saber hacer) y no solo la comunicación (el hacer saber), los que finalmente determinan si una empresa puede volver a gozar de la confianza de sus públicos.

viernes, 24 de enero de 2020

Tener un hijo, sembrar un árbol...escribir un libro

La frase del título debe ser una de las más difundidas a nivel mundial a través de la historia. Tiene muchas interpretaciones, también algunos detractores, pero en definitiva guarda dentro de sí una gran verdad: la de quedarnos de alguna forma en este planeta, ya sea expandiendo nuestro linaje, ayudando a regenerar la tierra o en el recuerdo de algunos.
Pues bien, gracias al Cielo, he tenido la suerte de poder cumplir el tercer mandato, con la aparición de mi primer libro: Comunicación Corporativa: comunicando dentro y fuera de la empresa, un texto que recoge los mejores posteos de este blog que el año pasado cumplió ya una década y que ha editado la  Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, donde laboro.
Agradezco mucho a todos aquellos que creyeron en este proyecto desde el principio (entre ellos Benjamin Edwards quien escribió el prólogo), y me animaron y orientaron para sacarlo adelante, sobre todo en los momentos en que parecía que todo se complicaba con los tiempos.

El libro está dividido en 6 capítulos o temas, dentro de los cuales hay algunos casos o comentarios relacionados con el hermoso mundo de la Comunicación Corporativa: Comunicación de Crisis, Imagen Corporativa, Comunicación Interna, Responsabilidad Social Corporativa, Redes Sociales y finalmente Cultura Corporativa.
Si bien no se trata de un libro de texto, sí se incluyen en él varios conceptos de Comunicación Corporativa, introducidos dentro casos reales o comentarios, los cuales en conjunto intentan ser una ayuda para suplir la todavía escasa bibliografía que existe en nuestro medio.
Esta publicación está disponible en las oficinas de la Escuela de Comunicación de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.